La dirección de Vesuvius, tras ver cómo el consejero de Industria del Principado, Graciano Torre, desmontaba cada uno de los argumentos ofrecidos por la empresa para cerrar la factoría langreana, se escudó en un informe en el que se afirma que la producción de acero se instalará en los países del Este en los próximos años. Esta nuevo argumento no fue compartido por el consejero, quien explicó a los representantes de la multinacional que «el mercado del acero continuará en la Europa occidental». Sin embargo, Vesuvius no confía en ello y reiteró su intención de cerrar la planta.
Torre manifestó ayer que, a su juicio, el planteamiento de la multinacional «supone un caso claro de deslocalización». No obstante, el consejero de Industria insistió en que la empresa «se encontrará con muchas trabas» y, además, no reúne los requisitos necesarios para la aprobación de un expediente de extinción de contratos. «Esto no es como Estados Unidos, donde las empresas pueden echar el cierre e irse. Aquí hay que cumplir unos requisitos legales», señaló .
La plantilla seguirá defendiendo los puestos de trabajo «sin negociar ninguna pérdida». Por ello continuará con sus paros de 24 horas. Además, el día 18 protagonizará una marcha a pie desde Langreo hasta la Junta General del Principado.
A pesar de los esfuerzos de toda la clase política por mantener en funcionamiento la planta langreana, Graciano Torre reconoció ayer que el Principado «no puede esgrimir en su presión a Vesuvius las ayudas públicas recibidas, porque la empresa cumplió con los deberes que conllevaba la recepción de este dinero».
Según recordó el consejero, Vesuvius recibió ayudas en 1987 y 1988 por instalarse en Langreo, considerado entonces como Zona de Urgente Reindustrialización (ZUR). La empresa realizó una inversión de 900 millones de pesetas, junto a una subvención de otros 220 millones. También cumplió con su compromiso de recolocar a quince trabajadores excedentes de la siderurgia.
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