Venturo XXI, el fracaso de un modelo
Los sindicatos ponen en entredicho el paradigma de reactivación del «carbón y el ratón» promovido por Areces tras entrar la compañía cartográfica en concurso de acreedores
En septiembre de 2005, una nueva empresa veía la luz en las Cuencas, Venturo XXI, una compañía dedicada a la cartografía, con un 51% de capital privado y el 49% restante, público. No han pasado ni cinco años desde que iniciase su actividad en pruebas en el centro de formación de Hunosa en Sama y la compañía corre grave riesgo de desaparición. Se encuentra inmersa en un concurso de acreedores y únicamente el hallazgo de un inversor que quisiera reflotar la firma la salvaría del desastre. Venturo XXI, que cuenta con 73 empleados, no sería la primera empresa asturiana que tras recibir todo o tipo de facilidades -fondos mineros, participación en el capital, créditos «blandos», reforma con fondos públicos de sus instalaciones- cesa su actividad. Ahí están los precedentes de Autotex, en Llanera, y de Friovivo, en Lena. Sin embargo, es la primera empresa relacionada con las nuevas tecnologías que entra en crisis. Según los sindicatos CC OO y UGT, el modelo económico de la diversificación minera podría estar en entredicho.
La compañía nació siendo un emblema, un ejemplo de la reactivación de las Cuencas, de lo que el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, hace sólo dos meses, calificaba como la comarca «del carbón y el ratón». El empresario que la impulsaba, Manuel Coronado, llegó a la región de la mano del actual director del Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (IDEPA), Víctor González Marroquín. La Sociedad Regional de Promoción (SRP), presidida por el propio González Marroquín, tiene el 21% del capital de Venturo XXI. Otro 21% le corresponde a Sadim (la sociedad de diversificación de Hunosa) y el 7%, a Sodeco. Sin embargo, los trabajadores y los sindicatos han denunciado que pese a esta fuerte presencia de capital público en el accionariado, «no se ha supervisado la gestión de los empresarios».
Venturo XXI inició su actividad de forma provisional en septiembre de 2005, ya que las instalaciones del pozo Venturo (ubicado en La Güeria de Carrocera, en San Martín del Rey Aurelio) estaban siendo remodeladas por Hunosa. La partida de 1,8 millones de fondos que había para esta obra aún no estaba disponible. En la inauguración de su sede, en julio de 2006, los promotores de la compañía llegaron a augurar que Venturo XXI podía llegar a generar unos 250 empleos y alcanzar la hegemonía del mercado de la cartografía en Europa. Las previsiones nunca se cumplieron y en 2008, la plantilla, que había llegado a superar los 100 trabajadores, se redujo a 73: el mínimo exigible para no tener que devolver los 1,6 millones de euros de fondos mineros que recibió. Este mismo año, la sociedad adquirió el edificio del pozo Venturo por 382.500 euros, un precio muy inferior al que había costado arreglarlo.
La operación, enmarcada en un plan urbanístico más amplio para toda la zona, está pendiente de una resolución judicial, ya que el PP de San Martín presentó un recurso contencioso-administrativo contra este plan, que incluía la compra por parte del Ayuntamiento, con dos millones de euros, de terrenos en la zona, a modo de «compensación» por el arreglo de la sede realizado por Hunosa. La dirección de la compañía cartográfica asentada en el antiguo pozo expuso a sus trabajadores que la compra de la sede haría de Venturo XXI una empresa más fuerte, fiable y solvente económicamente.
Los 73 trabajadores de la cartográfica llevan dos meses sin cobrar
Las previsiones volvieron a fallar y en 2009 la plantilla tuvo que aceptar un expediente de regulación de empleo (ERE) de seis meses que afectó a 33 empleados, motivado por «causas organizativas y productivas».
No fue nada comparado con lo que auguraba 2010. En enero se realizó la segunda reducción de capital en los algo más de cuatro años de vida de la firma, dejándolo en 103.840 euros (frente a los 2,5 millones originales). A estas alturas, los 73 empleados de la compañía ya sufrían importantes retrasos en sus nóminas, que los llevaron a realizar una serie de protestas. La peor noticia llegó a finales de la semana pasada: la empresa confirmaba su entrada en concurso de acreedores y anunciaba que preparaba un expediente de extinción de contratos de los trabajadores, que llevan dos meses sin cobrar. Otra empresa de Manuel Coronado, Huso 29, matriz de Venturo XXI, ubicada en Extremadura, también ha cesado su actividad.
«De nada sirve dar dinero público a empresarios si no se vigila su gestión», denuncian las centrales sindicales, que reivindican «una salida para Venturo XXI», una firma «que no ha contado con la supervisión de sus accionistas públicos».
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