«La empresa iba bien, siempre pensé que me jubilaría aquí»
Rubén Hevia lleva 16 años en la firma y ahora vive, como sus 100 compañeros, «con una incertidumbre constante»
«Cuando entré en Vesuvius ya era una empresa que funcionaba muy bien. Siempre pensé que me jubilaría aquí». Rubén Hevia tiene 38 años y ha pasado los últimos 16 trabajando en la planta de la multinacional en Riaño. Casado y padre de dos hijos, este langreano confiesa que en las últimas semanas apenas pega ojo. Cada día pone la radio y repasa la prensa de forma concienzuda buscando alguna noticia de última hora que arroje un rayo de luz sobre la situación de la factoría, inmersa en un expediente de regulación de empleo (ERE) y amenazada de cierre: «Tengo la sensación de que sólo somos números. No entiende por qué se produce esta situación si la empresa da beneficios, «¿y qué hago yo ahora?, ¿cojo a la familia y marcho para Canadá?».
Cuando la crisis empezó a dejarse ver por España, Hevia no temió por su puesto de trabajo. «Incluso metieron a 30 eventuales y empezamos a funcionar a cinco turnos. Siempre hemos sido una empresa potente con una producción de mucha calidad y suministradores únicos para todo el país». La pujanza de las primeras semanas fue un espejismo. Primero cayeron los eventuales, después llegó el ERE y, por último, el anuncio del cierre de la planta. «Lo pienso ahora y se me pone la carne de gallina. Mi mujer no tiene trabajo y no sé cómo va a acabar esto».
En los últimos días, Hevia, que vive en Riaño, pasa la mayor parte del día en la fábrica. Tras cumplir la jornada laboral se queda junto a sus compañeros y participa en el encierro rotatorio que la plantilla, formada por 100 trabajadores, protagoniza en las instalaciones. «Lo único que hago es luchar por lo mío», explica este langreano, mientras repasa las sensaciones que le asaltan cada vez que se pone el mono de faena. «Es una sensación extraña porque no sabes qué va a pasar, es una incertidumbre constante. Seguimos produciendo porque nosotros somos los más interesados en que esto no se pare», reflexiona. Para Hevia, Vesuvius es un símbolo por el cual vale la pena luchar, tanto desde el ámbito vecinal como por parte de las administraciones. «Si dejamos que una empresa que funciona tan bien y obtiene beneficios se vaya, ¿qué no pasará con el resto?», se cuestiona, para añadir a continuación: «Somos los primeros, pero después de nosotros pueden venir muchos más». La especialización de los obreros de Vesuvius también podría suponer, en el caso de que cierre la fábrica, un obstáculo para buscar otro trabajo. «Los que trabajamos en la planta somos obreros cualificados, pero en lo nuestro. Somos los únicos que hacemos materiales de este tipo en España, así que tampoco puedes ir a la competencia, ¿qué va a pasar si se llevan la producción a otro país?», apunta Hevia.
Si algo ha quedado claro en los últimos días es que los trabajadores tienen el apoyo de la sociedad langreana. «El teléfono suena todo el día con amigos y conocidos. Yo soy de Riaño y también tenemos que agradecer todo el apoyo que nos está dando la gente».
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009061400_38_768226__Cuencas-empresa-bien-siempre-pense-jubilaria-aqui
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